*Artículo por Mario Echeverría
Frédéric Bastiat, destacado economista francés del siglo XIX, afirmó con claridad visionaria: “Donde entra el comercio no entran las balas”. Esta frase encapsula una verdad profunda de la escuela austriaca de economía: el libre comercio no solo impulsa la prosperidad, sino que también actúa como un poderoso catalizador de la paz. Bastiat entendía que el intercambio voluntario de bienes y servicios entre individuos y naciones fomenta la cooperación, la comprensión mutua y, en última instancia, reduce la probabilidad de conflictos. En un mundo donde las tensiones políticas y económicas persisten, esta idea sigue siendo un faro de esperanza para países atrapados en crisis prolongadas.
En este pequeño artículo, aplicaremos el pensamiento citado de Bastiat, desde 3 aspectos: 1- La libertad económica como motor de cambio, 2- El principio de no agresión y la ética del mercado, y 3- Comercio como antídoto al conflicto. Finalmente, y a manera de conclusión, haremos un llamado a la acción.
La libertad económica como motor de cambio
Al menos tres países han enfrentado décadas de inestabilidad económica y política, marcadas por sistemas que han restringido la libertad individual y sofocado la iniciativa privada. Uno de ellos lleva más de 65 años bajo un régimen que centraliza el poder económico, otro ha sufrido un colapso económico y social en las últimas tres décadas, y el centroamericano enfrenta crecientes restricciones a las libertades individuales. ¿Es posible que estas naciones encuentren un camino hacia la prosperidad y la estabilidad? La respuesta, desde la perspectiva de la escuela austriaca, radica en abrazar los principios del libre mercado y el respeto irrestricto por los derechos individuales, la vida y la propiedad.
La liberalización económica es el primer paso. Esto implica eliminar barreras al comercio, reducir la intervención estatal en la economía y promover políticas que incentiven el ahorro, la inversión y la iniciativa privada. Como defendía Ludwig von Mises, la libertad económica no es un lujo, sino una condición esencial para el progreso humano. Cuando los individuos tienen la libertad de emprender, innovar y comerciar sin restricciones arbitrarias, se genera riqueza, se mejora la calidad de vida y se fortalecen las instituciones sociales. En lugar de enfrentarse a una población frustrada y desesperada por cambios, los gobiernos que adopten estas políticas pueden acompañar una transición pacífica hacia una sociedad más próspera.
El principio de no agresión y la ética del mercado
El economista argentino Alberto Benegas Lynch (h) sintetiza el ideal de una sociedad libre en “el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad”. Este principio, central en la escuela austriaca, establece que el rol del gobierno debe limitarse a proteger estos derechos fundamentales, permitiendo que los individuos persigan sus propios objetivos en un marco de cooperación voluntaria. En este contexto, el libre comercio no es solo una herramienta económica, sino un reflejo ético de una sociedad que valora la dignidad y la autonomía de cada persona.
En países como los citados, donde los gobiernos han priorizado el control sobre la libertad, el resultado ha sido la escasez, el incremento desmesurado de la pobreza, el estancamiento y el conflicto social. La adopción de políticas que promuevan la libre iniciativa empresarial, respaldadas por un marco jurídico sólido y principios éticos, puede revertir esta tendencia. Esto no es una entelequia, y no se trata de una panacea universal, pero la evidencia histórica demuestra que las economías libres tienden a ser más prósperas y estables. Por ejemplo, países que han transitado hacia el libre mercado, como Chile tras las reformas de los años 70 y 80 o Estonia tras la caída del bloque soviético, han experimentado mejoras significativas en su calidad de vida y estabilidad social.
Comercio como antídoto al conflicto
El comercio fomenta la interdependencia pacífica. Cuando las naciones y sus ciudadanos se benefician mutuamente del intercambio, los incentivos para el conflicto disminuyen. Bastiat lo entendió claramente: el comercio crea lazos de cooperación que reemplazan la hostilidad por la colaboración. En el caso de los tres países referidos, abrir sus economías al mundo no solo atraería inversión extranjera y tecnología, sino que también integraría a sus ciudadanos en redes globales de intercambio, reduciendo la polarización y fortaleciendo la esperanza en un futuro mejor.
Por el contrario, el aislamiento económico y las políticas intervencionistas han perpetuado ciclos de pobreza y represión en estos países. La liberalización no implica un cambio instantáneo, pero sí establece las bases para un progreso sostenido. Como señala Friedrich Hayek, la libertad económica permite que el orden espontáneo surja de las acciones individuales coordinadas, generando resultados que ningún plan centralizado podría igualar.
A manera de conclusión… Un llamado a la acción
Estos tres países enfrentan una encrucijada. Continuar por el camino del control estatal y la supresión de las libertades solo prolongará el sufrimiento de sus pueblos. En cambio, abrazar los principios de la libertad económica, el respeto a la vida y la propiedad privada, y el principio de no agresión puede transformar estas naciones. No será un proceso sin desafíos, pero es un camino que evita los “cambios estruendosos” y promueve una transición pacífica hacia la prosperidad.
“Donde entra el comercio no entran las balas”. Esta máxima de Bastiat no es solo una observación, sino un llamado a la acción. Para estos tres países, el mensaje es claro: liberen sus economías, respeten los derechos individuales y permitan que el comercio florezca. Solo así podrán construir sociedades de hombres libres, donde la esperanza y la prosperidad reemplacen el conflicto y la desesperación.
Saludos Cuba, Venezuela y Nicaragua, parece que el buen camino iniciará pronto…
Muy oportuno artículo Mario. Espero poder compartirlo en los chats profesionales. Saludos